GUÍA PARA PODER EVALUAR A UN NIÑO CON PRECISIÓN

Aún teniendo instrumentos precisos, es posible que no lleguemos a medir bien, dado que el niño se encuentra, no sólo física, sino también mentalmente, en constante cambio y evolución, estando mucho más dominado por las emociones que experimenta frente al adulto.

La evaluación debe ir siempre de lo general a lo específico, así como siempre se ha de comenzar por descartar el origen biológico del problema y, así, saber con seguridad que estamos ante un problema específicamente psicológico. Es esencial también evaluar las circunstancias en las que un niño se desarrolla, puesto que es un ser básicamente dependiente.

Ciertos problemas se dan habitualmente en esta evaluación y, para evitarlos, conviene seguir las siguientes recomendaciones: